Los Pequeños Estados Insulares en Desarrollo y los retos climáticos: perspectivas del WGEA de la INTOSAI, la PASAI y las Maldivas
Autores: Dra. Vivi Niemenma (Secretaría del WGEA de la INTOSAI, EFS de Finlandia), Jonathan Keate (Secretaría del WGEA de la PASAI, EFS de Nueva Zelandia), Mohamed Ibrahim Jaleel (EFS de Maldivas)
Revisor: Rauhath Hussain (EFS de Maldivas)
Los Pequeños Estados Insulares en Desarrollo (PEID) están situados en primera línea frente al cambio climático y son los primeros en sufrir sus efectos. El presente artículo ofrece detalles de la actividad del Grupo de Trabajo sobre Auditoría del Medio Ambiente (WGEA, por sus siglas en inglés) de la INTOSAI en este ámbito, los retos en las regiones que abarca el WGEA de la PASAI, así como los desafíos específicos de una de las naciones de menor altura sobre el nivel del mar del mundo, las Maldivas.
Grupo de Trabajo sobre Auditoría del Medio Ambiente (WGEA) de la INTOSAI y Resiliencia Climática
Los primeros en experimentar los efectos del cambio climático, como, por ejemplo, el aumento del nivel del mar o los fenómenos meteorológicos extremos con temporales e inundaciones, son los PEID. La otra cara de la así llamada doble injusticia es el hecho de que son precisamente los PEID los que menos responsabilidad tienen en las emisiones de combustibles fósiles que calientan la atmósfera.
El Grupo de Trabajo sobre Auditoría del Medio Ambiente de la INTOSAI eligió la resiliencia climática y los retos de los PEID como tema principal de su 21a Asamblea, celebrada en julio de 2022. La reunión fue organizada por la EFS de Maldivas en una época de fuertes vientos, por lo que los participantes pudieron sentir y conocer los actuales desafíos de manera muy directa.
En el sitio web del WGEA hay disponible una publicación sobre los principales resultados de la Asamblea, que recoge también varios casos de auditorías sobre adaptación al cambio climático y resiliencia. En respuesta a la correspondiente convocatoria, las EFS a escala global procedieron a auditar cuestiones relacionadas con el agua, abarcando tanto los fenómenos de sequía como los de inundación, que se prevé serán más frecuentes en el futuro. Además, las EFS fiscalizaron la adaptación y la resiliencia de forma transversal en todos los sectores gubernamentales, entre ellos el agrícola y el de infraestructuras.
La publicación incluye las siguientes recomendaciones para las EFS:
- Recordar los importantes riesgos que el cambio climático implica para los presupuestos del sector público.
- Examinar las evaluaciones de riesgos de los gobiernos.
- Instar a planteamientos a largo plazo.
- Recalcar que unos buenos datos y un buen monitoreo permiten una toma de decisiones más informada.
- Comprobar si los gobiernos trabajan de manera intersectorial y potencian la coherencia de las políticas.
- Ayudar a los gobiernos a atender las desigualdades, tanto a nivel nacional como mundial, en consonancia con el espíritu de la Agenda 2030 y “no dejar a nadie atrás”.
Auditoría cooperativa de la Asociación de Entidades Fiscalizadoras Superiores del Pacífico (PASAI) sobre la adaptación al cambio climático (2013)
En 2013, diez oficinas de auditoría del Pacífico participaron en una auditoría sobre la adaptación al cambio climático y la recuperación en caso de desastres. Se trataba de la cuarta de una serie de auditorías medioambientales cooperativas en la región, y formó parte de un programa de desarrollo de capacidades en materia de auditoría del rendimiento de las EFS de la región del Pacífico.
El foco de la auditoría estuvo puesto en la adaptación al cambio climático y la recuperación después de desastres naturales, más que en la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero. La adaptación al cambio climático constituye el problema más acuciante para la región del Pacífico. El aumento del nivel del mar, los ciclones, los tsunamis, la seguridad alimentaria y la erosión costera son amenazas reales y cotidianas, y se espera que los fenómenos meteorológicos extremos sean cada vez más intensos y frecuentes.
Muchos de los países del Pacífico se componen de una serie de islas, de las que algunas son muy pequeñas y de muy baja altitud. Resulta mucho más difícil adaptarse al cambio climático con un territorio o unos recursos limitados, como la falta de zonas más altas a las que retirarse o superficies de terreno alternativas para un cambio de uso de la tierra o cultivos diferentes. En el Pacífico, incluso una variación mínima del clima puede tener un gran impacto.
En la auditoría participaron EFS de ocho Estados insulares del Pacífico, con una nutrida representación de las tres principales regiones de la zona: Micronesia, Melanesia y Polinesia.
El propósito general de la auditoría era evaluar la eficacia de las estrategias, los planes y la financiación de la adaptación al cambio climático y la reducción del riesgo de desastres en cada uno de los países participantes.
Pero, como cada región del Pacífico presenta una vulnerabilidad diferente a los efectos del cambio climático y a los fenómenos meteorológicos extremos, las EFS desarrollaron objetivos de fiscalización y líneas de investigación específicas para sus respectivas jurisdicciones.
Esto dio lugar a temas de auditoría agrupados en torno a tres cuestiones principales:
- la preparación para el cambio climático, con especial atención a los planes y estrategias, las evaluaciones de vulnerabilidad y la coordinación entre los organismos responsables;
- la gestión de los efectos reales del cambio climático, por ejemplo, la erosión costera; y
- la gestión del impacto del cambio climático en la seguridad alimentaria.
Un informe regional sobre la auditoría incluía trece hallazgos, todos ellos francamente negativos. Por ejemplo, que:
- los marcos jurídicos y políticos estaban fragmentados y eran insuficientes para encauzar las medidas de adaptación;
- la gobernanza a nivel de proyecto era débil y hacía falta mejorar las habilidades en materia de gestión de proyectos;
- los mecanismos de monitoreo de los proyectos estaban poco desarrollados, y los Estados insulares del Pacífico solo disponían de capacidades limitadas para informar sobre los avances en las prioridades de adaptación al cambio climático.
La conclusión general de la auditoría fue que los Estados insulares del Pacífico auditados no estaban a la altura de las circunstancias para responder eficazmente a las amenazas y los retos derivados del cambio climático. Un informe regional de síntesis recogió los resultados de las auditorías con mayor detalle.
En cuanto a la financiación de la lucha contra el cambio climático, el informe señalaba que resultaba problemática para financiar las medidas de adaptación en la región del Pacífico. Si bien se disponía de fondos internacionales procedentes de diversos organismos mundiales, en el momento de la auditoría, los Estados insulares del Pacífico fiscalizados solían carecer de la capacidad de acceder a estos fondos y gestionarlos adecuadamente a través de sus sistemas nacionales de gestión de las finanzas públicas.
Este punto reviste gran importancia a la hora de abordar el tema de la financiación de la lucha contra el cambio climático. La idea de transferir fondos desde los países desarrollados a los países en desarrollo es loable, pero también es necesario asegurar que haya sistemas adecuados para que los países accedan a los fondos y los gestionen y gasten debidamente una vez recibidos. Es así como se puede contribuir obtener beneficios concretos de la financiación de la lucha contra el cambio climático, como la creación de capacidades en los ámbitos de la gestión de proyectos, el monitoreo y la evaluación, o la elaboración de informes sobre el uso de los fondos.Las auditorías fueron realizadas hace 10 años. Resulta esperanzador observar que ocho EFS del Pacífico estén participando actualmente en la Auditoría Cooperativa Global de las Acciones de Adaptación al Cambio Climático (IDI/WGEA). Es esta una buena forma de comprobar los avances logrados desde las últimas auditorías.
El caso de las Maldivas
Al ser Maldivas uno de los Pequeños Estados Insulares en Desarrollo con menor altitud, el país está en primera línea frente a los riesgos climáticos. Habida cuenta del proceso de calentamiento global, el deshielo de los polos y el consiguiente aumento del nivel del mar, los efectos del cambio climático suponen una amenaza existencial para una nación en la que el 80% de su territorio está a menos de un metro por encima del nivel del mar. Los datos registrados por la Oficina Meteorológica de Maldivas entre 1989 y 2021 muestran una subida anual del nivel del mar de 4,24 mm en la región central y de 3,44 mm en la región meridional. Con todo, la perspectiva de quedar completamente sumergidos a causa del aumento del nivel del mar no es la principal preocupación de los isleños, sino la intensificación gradual de los impactos que han venido experimentando en su vida cotidiana.
Muchas de las islas habitadas de Maldivas se enfrentan a una realidad de erosión, pérdida de superficie y daños a viviendas y otras infraestructuras críticas situadas cerca del litoral, como escuelas e instalaciones de servicios públicos. Los riesgos se ven agravados por la subida del nivel del mar y los fenómenos meteorológicos extremos. Debido a la menor masa terrestre de las islas y su escasa variabilidad topográfica, el riesgo de impacto es muy elevado para la mayoría de sus construcciones. Además de los diversos deterioros causados por la erosión a los hogares próximos a la costa, el aumento del nivel del mar supone para ellos un peligro adicional de daños por fenómenos meteorológicos extremos, como las marejadas ciclónicas.
A falta de aguas superficiales, la población de Maldivas tradicionalmente ha dependido del agua de lluvia para cubrir sus necesidades en materia de agua potable y de las aguas subterráneas para los usos no potables. Sin embargo, la disponibilidad de estos recursos naturales se está viendo afectada por las variaciones climáticas en combinación con las actividades antropogénicas. Los cambios en los patrones de precipitación y la prolongación de las estaciones secas dificultan el acopio de agua de lluvia suficiente hasta la llegada de la próxima época de lluvias, y las escasas reservas de aguas freáticas superficiales se están salinizando a causa de la subida del nivel del mar, las marejadas ciclónicas y la sobreexplotación. Además de en estos ámbitos, la Segunda Comunicación Nacional de Maldivas destaca también el impacto crítico del cambio climático en los arrecifes de coral, la seguridad alimentaria, la salud humana, el turismo y la pesca.
A partir de los sectores vulnerables claves identificados a nivel nacional, la EFS de Maldivas ha podido llevar a cabo varias auditorías sobre sus medidas de adaptación, como las relativas a la gestión de la erosión costera, el suministro de agua en períodos de sequía, la creación de infraestructuras de agua y de saneamiento y los programas de diversificación de la agricultura y la pesca.
Estas auditorías han permitido determinar las áreas prioritarias en las que las Maldivas deben mejorar a efectos de implementar medidas de adaptación eficaces y eficientes. En primer lugar, destaca el retraso en los programas de intervención, debido principalmente a la falta de financiación nacional y a la incapacidad de acceder a los recursos financieros internacionales y movilizarlos. De los debates de la última asamblea del WGEA cabe concluir que entre las razones que dificultan el acceso a la financiación de la lucha contra el cambio climático se encuentran la inexistencia de datos a largo plazo y el hecho de que se soliciten datos que no son aplicables en los PEID. Esto se corresponde con los hallazgos de auditoría, ya que una de las áreas a mejorar es precisamente el monitoreo de los riesgos. También se identificó la necesidad de una mejora en la gestión de los proyectos y en las medidas de control de calidad, a semejanza de lo constatado por la PASAI. Las recomendaciones de auditoría hacían hincapié en asegurar que los resultados de los proyectos sean sostenibles y en implementar estrategias de salida adecuadas para integrarlas en las operaciones ordinarias del gobierno. Otros ámbitos susceptibles de mejora son la creación de capacidades técnicas, la sensibilización, el establecimiento de prioridades, el diseño de proyectos y la implicación de las partes interesadas.
En conclusión, el cambio climático es una realidad omnipresente para los Pequeños Estados Insulares en Desarrollo. Los PEID tienen dificultades para acceder a la financiación internacional de la lucha contra el cambio climático con vistas a intervenir a tiempo y adoptar medidas de adaptación, por lo que hacen falta mecanismos innovadores a efectos de movilizar estos recursos; asimismo, resulta esencial seguir desarrollando las capacidades necesarias para gestionar adecuadamente la financiación en el contexto nacional. Y, por último, las EFS de los PEID reclaman medidas de adaptación eficaces, pues es de suma importancia velar por que cada una de las medidas de adaptación constituya un paso adelante en beneficio de la protección de nuestras comunidades.