La CAROSAI identifica los retos de las pequeñas islas de la región y recalca la necesidad de recursos y de independencia para las EFS

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Por: Organización de Entidades Fiscalizadoras Superiores del Caribe (CAROSAI)

Introducción

La auditoría del sector público en las islas pequeñas plantea retos muy particulares, que van desde la escasez de recursos y la falta de capacidades hasta su especial exposición a desastres medioambientales y de alcance nacional, por lo que asegurar la rendición de cuentas y la transparencia en estas regiones geográficamente tan delimitadas y vulnerables resulta una tarea realmente compleja.

La Organización de Entidades Fiscalizadoras Superiores del Caribe (CAROSAI) llevó a cabo una revisión de 23 Entidades Fiscalizadoras Superiores (EFS) y en junio de 2022 publicó un informe sobre los retos de las islas pequeñas. El presente artículo ofrece un resumen y una visión general de los hallazgos recogidos en dicho informe.

Acerca de las EFS de la CAROSAI

Anguila, Antigua y Barbuda, Aruba, Las Bahamas, Barbados, Belice, Islas Bermudas, Islas Vírgenes Británicas, Islas Caimán, Curazao, Dominica, Granada, Guyana, Haití, Jamaica, Montserrat, Santa Lucía, San Martín, San Cristóbal y Nieves, Surinam, Trinidad y Tobago, Islas Turcas y Caicos

La CAROSAI se compone de veintitrés miembros, de los cuales veintiuno figuran en la lista de la UNESCO de Pequeños Estados Insulares en Desarrollo (PEID) y uno es considerado país menos adelantado. En su mayoría, los ingresos de los países caribeños proceden del turismo, si bien unos pocos tienen en los recursos naturales su principal fuente de ingresos. Debido a la vulnerabilidad del Caribe a los desastres naturales, los daños en infraestructuras esenciales son un problema recurrente, lo que obliga a los gobiernos a reorientar sus fondos para las labores de reparación o reconstrucción. Cada año, al menos diez o quince huracanes asolan el Caribe y el Golfo de México, y últimamente han entrado en erupción varios volcanes. 

La mayoría de las EFS de la CAROSAI han logrado su independencia en los últimos 50 años y sus plantillas oscilan entre los 4 y los 49 empleados. Si bien es posible clasificar a las EFS en función del número de sus efectivos, también hay que tener en cuenta sus limitaciones para realizar auditorías en la práctica. Por ejemplo, aunque Haití sea la mayor EFS de la CAROSAI en términos de dotación de personal, con 660 empleados en 2022, no lleva a cabo auditorías de rendimiento.

Retos

La CAROSAI ha identificado once retos clave a los que se enfrentan la mayoría de sus miembros:

  1. Producto Interior Bruto (PIB) bajo: Las islas pequeñas siempre acusan unos recursos financieros limitados, y tras la irrupción de la pandemia de COVID-19, unida a la guerra de Ucrania y al aumento de los precios del gas y el petróleo, los gobiernos de las pequeñas islas se han visto obligados a recortar gastos para priorizar la inversión en crecimiento económico y programas de estabilización social. Aunque algunos países podrían impulsar sus economías mediante préstamos del FMI, la financiación está sujeta a determinadas condiciones y normas, que a menudo incluyen recomendaciones para que los gobiernos reduzcan sus costes salariales. Como consecuencia, muchos organismos gubernamentales, incluidas las EFS, se quedan cortos de personal, por lo que sus empleados disponen de menos tiempo para participar en cursos de capacitación internos o externos, limitando así su capacidad para desempeñar su labor con eficacia.
  2. Falta de recursos financieros y pericia profesional suficientes para capacitar, instruir y retener al personal cualificado: La encuesta realizada a los miembros en 2020 a inicios de COVID-19 reveló que todas las EFS requerían apoyo en las áreas de capacitación y Tecnología de la Información (TI). En concreto, las principales carencias se registraron en materia de capacitación para la auditoría remota, análisis de datos, orientaciones para realizar auditorías más eficaces y comprensión adecuada de los programas de auditoría. Las EFS expresaron su necesidad de contar con apoyo a la hora de obtener ordenadores portátiles adicionales, mejor acceso a Internet, mayor disponibilidad de datos gubernamentales, así como protección y seguridad de los datos. La incapacidad de los gobiernos de proporcionar financiación y pericia profesional suficientes para capacitar, instruir y retener al personal cualificado es atribuida al bajo PIB de los respectivos países. 
  3. Personal no cualificado: Las EFS se encuentran ante el reto de atraer y retener personal cualificado y especializado. El hecho de que las retribuciones en el sector público sean inferiores a las del sector privado también resta capacidad a las EFS para atraer y retener a personas con habilidades especializadas y experiencia en ámbitos como la informática, la economía, la contratación y la ingeniería.
  4. Densidad de población baja: Debido a la baja densidad poblacional, algunas EFS no tendrán la oportunidad de realizar determinados tipos de auditoría, porque puede que no sean necesarias o, directamente no estén al alcance de las capacidades del país. Los auditores ser verán limitados en su competencia profesional debido a la falta de experiencia.
  5. Vulnerabilidad ante desastres de alcance nacional: La región es especialmente vulnerable a los desastres naturales, y en particular a los huracanes y las erupciones volcánicas. Los efectos de los desastres naturales en los países más pobres y con una fuerte dependencia del turismo, la infraestructura y la agricultura pueden ser extremadamente devastadores para su economía y plantean retos adicionales a la auditoría del sector público. 
  6. Falta de independencia: Las EFS no tienen potestad de actuar con independencia en la mayoría de sus tareas importantes, como son la contratación, la presupuestación, la elección de la entidad fiscalizada y la publicación de informes. De hecho, la contratación de personal en algunas de las EFS más pequeñas pasa por el gobierno central, ya que resulta más económico disponer de un único departamento de recursos humanos para toda la administración, en lugar de mantener varios en los diferentes organismos gubernamentales o ministerios. En consecuencia, las habilidades y atributos de los funcionarios asignados a las EFS no siempre se ajustan a los requisitos requeridos en cada momento, dándose casos en los que no son capaces de cumplir con sus responsabilidades de manera eficaz y eficiente. Las EFS tampoco disfrutan de autonomía en materia de gastos, por lo que, aunque haya determinadas necesidades en el seno de la EFS, la provisión de fondos se deja a la discreción del Departamento o Ministerio de Finanzas.
  7. Desafíos tecnológicos: Muchas EFS pequeñas no cuentan con personal especializado en TI y, debido a la centralización, dependen en su mayoría del departamento de TI del gobierno para desempeñar sus tareas y actividades relacionadas con las TI. El uso de documentación en papel para llevar a cabo las auditorías también supone un reto. Durante el período de confinamiento por la pandemia de COVID-19, varios organismos gubernamentales permanecieron cerrados temporalmente, lo que dificultó la realización de auditorías remotas al no poder acceder electrónicamente a los registros y documentos requeridos para ello.
  8. Falta de equipos de TI y software: Las veintitrés EFS indicaron que precisaban más equipos informáticos y software para poder ser más eficaces tanto en el trabajo sobre el terreno como en la elaboración de los informes finales. Algunas EFS se vieron obligadas a cerrar en la fase inicial de la pandemia por no poder continuar sus operaciones sin acceso remoto a la información. Las EFS expresaron la necesidad de contar con apoyo para obtener ordenadores portátiles adicionales, mejor acceso a Internet, mayor disponibilidad de los datos gubernamentales, y protección y seguridad de los datos.
  9. Inexistencia de una ley de auditoría: Esto concierne sobre todo a los países dependientes. Aunque la Constitución sea el principal mandato de las EFS, hay aspectos que no se abordan en ella y resulta evidente la necesidad de una ley que implique una reglamentación más detallada. La aprobación de una ley nacional de auditoría queda fuera de las competencias de las EFS, por lo que su transformación en un organismo estatutario depende de otros.
  10. Comisiones de Cuentas Públicas no operativas: Los informes de auditoría son sometidos al Parlamento o a la Oficina del Gabinete para su posterior presentación a la Comisión de Cuentas Públicas (Public Accounts Committee; PAC) a efectos de debate. No obstante, algunas EFS no disponen de reuniones periódicas con la PAC, por lo que la ciudadanía y las partes interesadas no están informados de lo que ocurre en un organismo gubernamental o ministerio. Y ahí donde parece no haber rendición de cuentas, los ciudadanos pierden la fe en el sistema. La CAROSAI, a través del Mercado Común del Caribe (CARICOM), buscará reunirse con todos los jefes de gobierno con objeto de alentarlos a que promuevan las reuniones PAC e impulsen la ultimación de una ley de auditoría.  
  11. Falta de atención a la participación de las partes interesadas: En 2020, cuando se realizó la Encuesta de la CAROSAI sobre el Efecto de la Pandemia de COVID-19 en las EFS, solo ocho de las veintitrés EFS disponían de un plan para la participación de las partes interesadas. Desde entonces, la CAROSAI está tratando de apoyar el desarrollo de Planes de Participación de las Partes Interesadas para cada EFS.

Conclusión

Las EFS de la CAROSAI se enfrentan a desafíos similares a los de otras pequeñas EFS insulares en todo el mundo. Tal y como se desprende de los retos y de los resultados presentados en el marco de la encuesta, son muchas las EFS de la región del Caribe que cuentan con unos recursos limitados para dar cumplimiento a su mandato y ser plenamente independientes. 

La mayoría de estas EFS acusan la falta de recursos financieros, humanos y tecnológicos, que son indispensables para ser eficaces y poder asumir sus mandatos. Tan solo unas pocas EFS tienen la potestad de formular su propio presupuesto. Atraer y retener personal cualificado sigue siendo un desafío, y muchas EFS de la región no estuvieron en condiciones de trabajar durante el período de confinamiento por COVID-19 por carecer del equipamiento tecnológico necesario.

De acuerdo con el Informe de la Revisión Global de las EFS 2020 de la Iniciativa de Desarrollo de la INTOSAI, es importante que “para que las EFS sean instituciones eficaces y creíbles capaces de dar cumplimiento a su mandato, deben guardar total independencia de la entidad auditada (Poder Ejecutivo), tanto en términos de independencia de jure como de facto”. Todas las EFS de la CAROSAI cuentan con algunos elementos de independencia, pero ninguna goza de independencia plena. Algunas EFS han hecho referencia a la ausencia de una ley de auditoría, lo que puede afectar la relevancia de la entidad fiscalizadora. Las EFS de la CAROSAI no siempre disponen de mecanismos adecuados para el seguimiento de los hallazgos y las recomendaciones de auditoría, y podrían beneficiarse de herramientas que permitan supervisar la implementación de sus recomendaciones, un importante indicador de la eficacia de una EFS. 

La Trayectoria de SAMOA de las Naciones Unidas y la UNESCO reafirman “que los pequeños Estados insulares en desarrollo (PEID) siguen constituyendo un caso especial en cuanto al desarrollo sostenible. Reconocemos la titularidad y el liderazgo de los PEID para superar algunos de esos problemas, pero destacamos que, sin la cooperación internacional, seguirá siendo difícil que lo consigan”. 

Aunque queda un largo camino por recorrer para paliar los impactos derivados de los retos de las pequeñas islas, la CAROSAI se propone afrontarlos sin dilación a través de la preparación de programas de capacitación para los miembros de la CAROSAI, la búsqueda de patrocinadores para proveer al personal de las EFS de recursos de TI y capacitación, y el desarrollo de un mandato para la independencia de las EFS en el seno de la CAROSAI. Es imperativo que los retos expuestos sean abordados rápidamente por los respectivos gobiernos, así como por la vía de la cooperación internacional, incluidas las iniciativas lideradas por la INTOSAI y la CAROSAI al amparo de los organismos financiados por donantes.

Para leer el informe completo de la CAROSAI, haga clic aquí.

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