Mantenerse a flote – ciudades que se hunden y cómo las EFS pueden contribuir a mitigar el aumento del nivel del mar y el cambio climático
Autores: Candra Hapsari Susilo, Tri Marhendra Rahardyan, EFS de la República de Indonesia
Introducción
Al ser uno de los archipiélagos más grandes del planeta, el territorio de Indonesia consiste en su mayor parte en masas de agua, con ciudades costeras diseminadas por 17.000 islas. Sin embargo, muchas de esas islas podrían desaparecer en los próximos años. Ya en 2005, la Agencia de Investigación y Recursos Humanos de Marina y Pesqueros de Indonesia (KKP) informó de que se habían hundido 24 islas del tamaño de un campo de fútbol. Además, la Agencia Nacional de Investigación e Innovación (BRIN) ha constatado que el hundimiento del litoral de la isla principal de Indonesia se está produciendo a un ritmo sin precedentes, que oscila entre los 2 cm/año y los alarmantes 11 cm/año en determinadas zonas, incluida su capital y epicentro económico, Yakarta. Según las previsiones de la BRIN, hasta 115 islas se habrán hundido para el año 2100, 92 de ellas a causa de la subida del nivel del mar. Con el grueso de sus infraestructuras situadas a lo largo de la costa, Indonesia soporta un mayor riesgo de sufrir pérdidas y daños. Por ello, mantenerse a flote se ha convertido en una de nuestras principales preocupaciones.
Causas: mareas crecientes, ciudades y países que se hunden
Desde hace unos años, los efectos del cambio climático son cada vez más evidentes, pues la temperatura media global ha experimentado un rápido aumento en las dos últimas décadas. Esto ha provocado una notable reducción de las capas de hielo del planeta y una creciente expansión térmica a escala mundial de las aguas, factores ambos responsables del aumento del nivel del mar. Este aumento del nivel del mar se considera una de las principales causas de la desaparición de masa terrestre. Las investigaciones realizadas en zonas costeras por la BRIN de Indonesia han mostrado que el nivel del mar está subiendo a un ritmo de 2,9 mm al año, no muy por debajo de la media mundial de los 3,2 mm anuales. Aparte de eso, las imágenes por satélite del Sentinel-3 de la NASA también han evidenciado cambios aparentes en el bioma y la orografía causados por la subida del nivel del mar en todo el mundo en la última década. En vista de todo ello, Indonesia, las ciudades costeras y los Pequeños Estados Insulares en Desarrollo (PEID) del planeta corren el riesgo de hundirse en los próximos años.
Según datos publicados recientemente por la Organización Meteorológica Mundial (OMM), el nivel medio del mar ha aumentado más rápidamente desde 1900 que en cualquier otro siglo de los últimos 3.000 años. La OMM advierte de que, incluso si el calentamiento global se limitara “milagrosamente” a 1,5 grados, se seguiría registrando un aumento considerable del nivel del mar. La intrusión de agua salada puede diezmar puestos de trabajo y economías enteras en diversos sectores como la agricultura, la pesca y el turismo. Por si fuera poco, la subida del nivel del mar podría dañar o destruir infraestructuras vitales, tales como sistemas de transporte, hospitales y escuelas. El peligro es especialmente grave para unos 900 millones de personas que viven en zonas próximas a la costa a baja altitud y que representan uno de cada diez habitantes de la Tierra.
La Organización de las Naciones Unidas (ONU) recalcó que las megaciudades de todos los continentes sufrirán graves consecuencias, entre ellas Lagos, Bangkok, Yakarta, Bombay, Shanghái, Londres, Buenos Aires y Nueva York. La devastación ya es evidente en muchas partes del mundo, y en el Caribe el aumento del nivel del mar ya ha afectado gravemente a los medios de subsistencia del turismo y la agricultura. En algunos Estados insulares como Fiyi, Vanuatu y las Islas Salomón, la subida del nivel del mar y otros efectos del cambio climático ya están obligando a la población a reubicarse. Es necesaria una llamada a la acción para determinar el futuro del planeta.
Esfuerzos del Gobierno y de la ONU
En 2015, 196 países firmaron un acuerdo internacional jurídicamente vinculante sobre el cambio climático, el Acuerdo de París, cuyo objetivo es “limitar el aumento de la temperatura a 1,5 °C con respecto a los niveles preindustriales”. Según el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés) de la ONU, cruzar el umbral de los 1,5 °C provocará posiblemente impactos medioambientales aún más graves, incluidas sequías, lluvias y olas de calor, que en parte ya estamos presenciando hoy a lo largo y ancho del planeta. El núcleo del Acuerdo de París son las contribuciones determinadas a nivel nacional (National Determined Contributions; NDC) de cada país. Las NDC son el compromiso nacional de cada país de alcanzar los objetivos del acuerdo global. Se trata de un documento en el que se describen los planes, metas y estrategias de acción climática de cada país con miras a reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero y detener el rápido aumento de la temperatura global.
Asimismo, la ONU también ha fijado el Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) 13: Adoptar medidas urgentes para combatir el cambio climático y sus efectos. A fin de alcanzar este objetivo, los estados miembros de la ONU, especialmente los países afectados, deberían implementar una serie de agendas, como el fortalecimiento de la resiliencia ante los desastres relacionados con el clima, la integración de medidas contra el cambio climático en las políticas nacionales, la mejora de la educación para reforzar la concienciación sobre el cambio climático y la promoción de mecanismos para aumentar la capacidad para la planificación y gestión eficaces en relación con el cambio climático.
En el marco de la implementación de los ODS, el Gobierno indonesio ha establecido una política denominada “Fortalecimiento del medio ambiente y mejora de la resiliencia frente a los desastres naturales y el cambio climático”. Esta política está regulada como Prioridad Nacional 6 en el Plan Nacional de Desarrollo a Medio Plazo (RPJMN) 2020-2024. Las Prioridades Nacionales se articulan en tres grupos de políticas, a saber: (1) mejorar la calidad del medio ambiente; (2) incrementar la resiliencia frente a los desastres naturales y el cambio climático; y (3) aplicar un enfoque de desarrollo bajo en carbono. Según los indicadores establecidos en la Prioridad Nacional 6, el Gobierno tiene previsto disminuir el nivel de vulnerabilidad de las zonas costeras y las islas pequeñas. La superficie de los núcleos urbanos costeros propensos a la acreción debido a los cambios en el nivel del mar se prevé que aumente a más de 18.480 km2 en 2045. De ahí que el Gobierno anhele que todos los esfuerzos de la RPJMN prevengan y/o reduzcan los desastres provocados por el cambio climático.
Contribuciones de las EFS y de la INTOSAI
Para materializar la Agenda 2030 en materia de mitigación de los efectos del cambio climático, los gobiernos de los países partícipes han de trabajar a la par con todas las partes disponibles, incluidas las EFS. Indonesia ha demostrado su pleno compromiso mediante la presentación del Informe Nacional Voluntario (Voluntary National Report; VNR) en 2017, 2019, 2021 y, previsiblemente, 2023. El VNR hace un balance de los progresos realizados en la implementación y el seguimiento de las estrategias para lograr cumplir la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible y los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). A tal efecto, la EFS de Indonesia (BPK) ha colaborado con su gobierno en una revisión de los VNR indonesios a fin de asegurar su precisión y veracidad. Por otra parte, la BPK ha contribuido llevando a cabo varias auditorías de preparación para la implementación de los ODS en Indonesia y dedicando otras tantas a la estrategia y la práctica de Indonesia en este ámbito. Para el año 2024, la BPK tiene previsto auditar la Prioridad Nacional 6 mediante una auditoría colaborativa entre su oficina central y su oficina regional. Con estas auditorías se espera aportar valiosas recomendaciones al gobierno y a las partes interesadas con vistas a mejorar la resiliencia frente a los desastres naturales y al cambio climático.
A su vez, el Grupo de Trabajo sobre Auditoría del Medio Ambiente (WGEA, por sus siglas en inglés) de la INTOSAI ha constatado que las auditorías medioambientales y climáticas están en auge. Su encuesta trienal mostró que entre las 71 EFS que respondieron, la adaptación al cambio climático se ha convertido en el tema más popular en 2021-2023, un marcado contraste con los resultados de la encuesta anterior, en la que el cambio climático ni siquiera figuraba entre los diez primeros temas elegidos. Estos resultados indican que las EFS se están sensibilizando poco a poco con este tema. Todo indica, que las EFS tienen un creciente interés en auditar el cumplimiento por parte de los países de los acuerdos multilaterales sobre el medio ambiente, especialmente el Acuerdo de París sobre el cambio climático, seguido por la Agenda 2030 y los ODS de la Naciones Unidas. Por consiguiente, la mayoría de las EFS también podrán utilizar los ODS como temas de auditoría y/o criterios para auditar el cambio climático en sus respectivas áreas. Los resultados de la encuesta también pusieron de manifiesto que, de cara al futuro, las EFS prevén un aumento de las actividades en torno a los ODS, en particular el ODS 13 sobre la adopción de medidas urgentes para combatir el cambio climático y sus efectos. Sin embargo, las EFS siguen enfrentándose a algunos retos en la realización de auditorías medioambientales. Cuestiones como la falta de pericia, las dificultades de acceso a los datos y la disminución de las visitas sobre el terreno constituyen algunas de las principales preocupaciones. Pero, con todo, ha quedado de manifiesto que los países de todo el mundo han reconocido que el aumento del nivel del mar es un problema.
Conclusiones
La subida del nivel del mar a causa del cambio climático es una amenaza muy real para las ciudades costeras y los PEID del mundo, incluida Indonesia. Tanto los gobiernos locales como las EFS tienen su función en la lucha contra el cambio climático. Si nos atenemos a los objetivos acordados por la ONU y a los acuerdos multilaterales, podríamos tener una oportunidad a la hora de combatir o mitigar los efectos del cambio climático. Las EFS desempeñan un importante papel en asegurar la rendición de cuentas y la transparencia sobre la respuesta de cada país a este desastre inminente. En consecuencia, la actual temática evidencia la creciente necesidad de que la INTOSAI inicie auditorías cooperativas al respecto, especialmente para los países de la misma área regional. Las EFS se beneficiarían enormemente de disponer de orientaciones específicas a seguir en materia de fiscalización del cambio climático. La concienciación y la mitigación de los riesgos resultan esenciales para evitar más pérdidas y daños.