Muchos auditores han desarrollado una experiencia considerable en la realización de cada etapa de una auditoría, pero esos mismos auditores a menudo pierden el impulso cuando se trata de pasar de una etapa a la siguiente.
Una de las razones es que los auditores deben acertar en los detalles para fundamentar resultados y conclusiones convincentes; sin embargo, ese mismo enfoque en los detalles puede impedir que un auditor considere cómo las decisiones de una etapa repercutirán en la siguiente etapa de la auditoría.
En consecuencia, además de desarrollar las habilidades técnicas necesarias para ejecutar cada etapa de una auditoría, los auditores también deben desarrollar la capacidad de pensar en el futuro para ayudar a que una auditoría pase sin problemas de una etapa a la siguiente.