Retos y estrategias para reforzar la credibilidad de las Entidades Fiscalizadoras Superiores

El Presidente de la Organización Internacional de Entidades Fiscalizadoras Superiores (INTOSAI), el Ministro Vital do Rêgo, destaca los retos y estrategias para reforzar la credibilidad de las Entidades Fiscalizadoras Superiores.

En un panorama global marcado por una creciente incertidumbre política y complejas transformaciones sociales, el papel de las Entidades Fiscalizadoras Superiores (EFS) puede servir de faro, guiando a la sociedad hacia la estabilidad social, el desarrollo económico y la buena gobernanza. Sin embargo, observamos con preocupación el declive gradual de la confianza pública en los gobiernos, los líderes políticos y los medios de comunicación. Un fenómeno que afecta directamente a la legitimidad y eficacia de todas las entidades públicas, incluidas nuestras propias instituciones de supervisión.
En muchos países, la desconfianza pública en las instituciones gubernamentales se ve alimentada por episodios de corrupción, prestación de servicios deficientes y falta de transparencia. Aunque las EFS desempeñan un papel crucial a través de la supervisión independiente y la lucha contra estas debilidades, su esfuerzo a menudo no es plenamente comprendido por el público. Los informes de auditoría detallados, los dictámenes técnicos y las recomendaciones basadas en pruebas pueden quedarse cortos en su impacto potencial si no se traducen en acciones concretas percibidas por la sociedad como motores del cambio.
La INTOSAI se mantiene firme en su compromiso de reforzar la credibilidad de las EFS en todo el mundo y ha seguido de cerca esta cuestión. El año pasado, el Comité Supervisor sobre Cuestiones Emergentes (SCEI) publicó el informe Navigating Global Trends: Future Implications for Supreme Audit Institutions, que aborda, entre otros temas, el declive de la confianza en las instituciones gubernamentales. El informe ofrece una serie de datos estadísticos sobre el tema y subraya que, si bien las EFS se ven afectadas por entornos de auditoría cada vez más complejos, también pueden desempeñar un papel crucial en el fomento de la confianza en las instituciones y la democracia. Para reforzar su legitimidad, es esencial que las EFS operen con independencia institucional, garanticen procesos transparentes y adopten metodologías modernas. Sin embargo, me gustaría subrayar que debemos ir aún más lejos. Debemos mejorar la forma en que comunicamos nuestro trabajo, haciendo que nuestras auditorías sean más accesibles y comprensibles mediante el uso de un lenguaje claro y estrategias que acerquen las EFS a los ciudadanos.
Muchas EFS de la comunidad INTOSAI se han destacado en revertir escenarios de desconfianza. Alrededor del mundo, estas instituciones han implementado iniciativas innovadoras que amplifican el impacto de las auditorías: tableros interactivos para el monitoreo en tiempo real del gasto público, participación ciudadana en el seguimiento de las auditorías, uso de inteligencia artificial para optimizar las auditorías y alianzas con instituciones académicas para fortalecer la credibilidad técnica de los análisis. Estas experiencias demuestran que cuando hay voluntad de innovar y dialogar, se puede recuperar la confianza.
Además, la confianza en las EFS está directamente relacionada con la percepción de su imparcialidad e independencia. En algunos contextos, la presión política y los intentos de influencia externa pueden socavar la autonomía de estas instituciones, dañando su credibilidad ante la sociedad. Para mitigar este riesgo, es esencial reforzar las salvaguardias institucionales, garantizando que los órganos de supervisión puedan llevar a cabo sus mandatos con neutralidad y sin interferencias. Se trata de un compromiso que debe ser asumido colectivamente, tanto por la INTOSAI, responsable de promover las directrices globales sobre mejores prácticas, como por cada EFS individualmente.
Otro factor clave para la credibilidad de las EFS es la capacidad de adaptarse a los nuevos retos. En un mundo en rápida evolución, en el que cuestiones como la transformación digital, el cambio climático y la desigualdad social ocupan un lugar central, las EFS deben demostrar que están preparadas para supervisar eficazmente las políticas públicas que abordan estos desafíos. La confianza pública será naturalmente mayor en las instituciones que muestren innovación y compromiso para abordar cuestiones que afectan directamente a la vida de las personas.
En la INTOSAI reconocemos que revertir el declive de la confianza en las EFS es un reto global a largo plazo. Nuestro papel es apoyar a las EFS proporcionándoles orientación, promoviendo el intercambio de mejores prácticas y fomentando acciones que fortalezcan la gobernanza y la rendición de cuentas. Pero se trata de una responsabilidad compartida: cada EFS, dentro de su contexto nacional, debe comprometerse a reforzar su legitimidad, salvaguardar su independencia y mejorar la forma en que comunica y lleva a cabo su trabajo.
La confianza no es un activo estático, debe ganarse continuamente y salvaguardarse de forma activa. Aunque es difícil de construir, puede perderse fácilmente. Promoviendo la transparencia, mejorando la comunicación, manteniendo la independencia y demostrando el impacto positivo de nuestro trabajo, las EFS no sólo pueden restaurar la confianza pública, sino también consolidarse como pilares indispensables de la democracia y el buen gobierno.